(La información es de El Mostrador)
Hoy es el último día de visita oficial del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en Chile. Si bien el despliegue brasileño se concentró en la agenda económica e incluyó temas de DD.HH., cultura, agricultura, entre otros, la coyuntura regional latinoamericana aportó expectación respecto a cómo Lula y el Presidente Gabriel Boric abordarían la situación en Venezuela. En la declaración conjunta que hicieron en el Patio de las Camelias, al interior del Palacio de La Moneda, el Mandatario de Chile optó por no abordar el tema, mientras que el de Brasil dedicó una frase. Sobre el encuentro y la coyuntura que envuelve esta visita, especialistas en el área entregan sus análisis.
Antes de entrar en materia, es importante reconstruir los hechos y cómo estos fueron posicionando a ambos mandatarios en el tablero internacional. Tras las polémicas elecciones del domingo 28 de julio en Venezuela, en donde Nicolás Maduro se dio como ganador con amplias sospechas de fraude electoral, el Presidente Gabriel Boric fue una de las primeras personalidades mundiales en exigir transparencia y resultados verificables, luego del retraso de más de seis horas en la entrega de cómputos, más cuando no se habían entregado las actas que respaldaban la elección.
“El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer. La comunidad internacional y sobre todo el pueblo venezolano, incluyendo a los millones de venezolanos en el exilio, exigimos total transparencia de las actas y el proceso, y que veedores internacionales no comprometidos con el Gobierno den cuenta de la veracidad de los resultados”, dijo el Presidente Boric en su cuenta de X.
El presidente brasileño, en cambio, guardó silencio por un par de días y luego declaró a TV Globo: “Es normal pelearse. ¿Cómo se resuelve la disputa? Presentando las actas. Si hay dudas sobre las actas, la oposición debe presentar un recurso y esperar la decisión, que tendremos que acatar. Estoy convencido de que es un proceso normal y tranquilo”.
Si bien ambos gobernantes apuntaron a la publicación de las actas, esta solicitud parece caduca, pues desde el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano argumentaron que, producto de un ataque informático, no podrían cumplir con dicha solicitud y terminaron publicando un consolidado con las votaciones sin las actas y con la página web caída.
Si bien las declaraciones de Boric y Lula apuntan a lo mismo –a la transparencia de las actas–, el Gobierno venezolano sancionó duramente a Chile y ordenó la expulsión del personal diplomático de nuestro país en Venezuela. Para Brasil, Colombia y México, en cambio, que también pertenecen al eje de izquierda en Latinoamérica, no ocurrió lo mismo, pues sus declaraciones fueron un poco más matizadas y, el Gobierno de Lula, en particular, operó de otra manera.
Celso Amorim, excanciller brasileño y asesor especial de Lula para la política exterior, fue enviado a Caracas para seguir de cerca el proceso electoral. Tras las elecciones, Amorim conversó directamente con Maduro y le comentó el tema de la revelación de las actas. Según indicó a un medio brasileño, el asesor de Lula le dijo al sucesor de Chávez que “era cuestión de dos o tres días”.
Las actas no llegaron y el régimen de Maduro apuntó a que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela resuelva el conflicto. Ahí, Amorim criticó dicha acción, revelando desacuerdos con Venezuela, pero también descartó el reconocimiento de la victoria del candidato opositor Edmundo González, cosa que ya han hecho países como EE.UU., Argentina, Uruguay, Panamá y Ecuador.
En CNN Brasil, Amorin sostuvo: “Necesitamos tener una visión más clara de lo sucedido, porque no hay claridad. Las actas no fueron distribuidas como debió suceder y los datos de la oposición son informales. Es algo que debe ser más estudiado”. Sobre la acción ante el Tribunal Supremo de Justicia, dijo que “Maduro envió una presentación al TSJ que tiene una sala electoral. Pero creo que ahora se trata de conversar, porque no interesa un país dividido al medio con potenciales conflictos muy grandes. Nada es fácil en un país dividido y dividido desde hace mucho tiempo”. Ahora bien, también advirtió respecto a la necesidad de bajar la tensión, pues, en cualquier caso, “Maduro gobernaría los próximos seis meses de transición”.
Esta distancia entre Amorim y Venezuela habría acercado de alguna manera al eje de izquierda sobre una consigna: mostrar las actas. Al no ocurrir esto, más la gira de Lula en Chile, que está centrada en un ámbito comercial, también supone un momento clave de alineación del eje de izquierda latinoamericana.
El Presidente Gabriel Boric ayer afirmó que no se referiría a este tema, cuando tenía a Lula a su derecha en el Patio de las Camelias. El mandatario brasileño, en cambio, sí hizo referencia al tema al final de su discurso: “El respeto por la soberanía popular es lo que nos mueve para defender la transparencia y resultados. El compromiso con la paz es lo que nos lleva a promover el entendimiento entre Gobierno y oposición”.
El canciller chileno, Alberto van Klaveren, detalló en el patio de La Moneda que ambos jefes de Estado mantuvieron una “una conversación muy positiva, hubo una muy buena química entre ambos presidentes. Se habló de todo, se habló de temas regionales y, por cierto, respecto de tema de Venezuela, que está en la prensa. El Presidente mañana va a hablar del tema y antes de eso no podemos decir nada”.