(La información es de Mario Vergara, Radio ADN)
Una nueva esperanza ha surgido para las personas que han perdido la capacidad de hablar. En dos casos separados, científicos han logrado utilizar implantes cerebrales y aprendizaje automático para restaurar la voz de pacientes que la habían perdido debido a circunstancias como un accidente cerebrovascular y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Estos avances representan una oportunidad para que aquellos que viven con parálisis puedan comunicarse nuevamente con el mundo que les rodea.
Ann, quien experimentó el síndrome de enclaustramiento después de un derrame cerebral en 2005, expresó: “Quiero pacientes… para verme y saber que sus vidas no han terminado ahora”. Ann es uno de los beneficiarios de esta innovación que ha logrado restaurar su capacidad de comunicación.
La tecnología de interfaz cerebral ha avanzado significativamente en los últimos años, aunque no existe una solución única para todos. Los electrodos registran la actividad neuronal mientras una persona piensa en realizar una tarea específica. Estas grabaciones se utilizan para entrenar hardware o software, como un brazo protésico que responde a los pensamientos de una persona.
Sin embargo, cada individuo tiene una actividad cerebral única, lo que requiere un entrenamiento personalizado para decodificar sus señales neuronales. Dado que el lenguaje es extremadamente complejo, desarrollar una interfaz cerebral que traduzca pensamientos en palabras habladas no es una tarea sencilla.
Los científicos Edward Chang de la Universidad de California en San Francisco y Frank Willett de la Universidad de Stanford lograron restaurar la capacidad de hablar de Ann y Pat Bennett respectivamente, quien perdió su voz debido a la enfermedad ELA, la misma que afectó al fallecido físico Stephen Hawking.
Ambos equipos implantaron matrices de electrodos en el cerebro de los pacientes y los sometieron a procesos de pensamiento y habla. Los datos recopilados permitieron crear avatares virtuales que hablan en la voz de los pacientes.
El resultado es prometedor. Ann pudo comunicarse casi tan rápido como las personas a su alrededor a través de su avatar virtual. Por otro lado, Bennett logró decodificar su discurso con una tasa de error de tan solo el 9,1% después de unas 100 horas de entrenamiento basado en fonemas.
Los resultados de esta prometedora investigación fueron publicados en la revista Nature.